Tomamos decisiones continuamente, algunas las solemos tener interiorizadas por rutina y son relativamente fáciles de elegir; pero otras son más difíciles, ya que la elección quizás tendrá unas consecuencias significativas para el resto de nuestras vidas.
Quiero ofrecer unas líneas generales que podemos tener en cuenta a la hora de tomar decisiones, debemos pensar que esta decisión se basará en querer lograr un determinado objetivo, dejar clarificado el objetivo que queremos alcanzar es la base para comenzar el proceso de elección.
Sea cual sea la cuestión, ante la toma de una decisión lo primero que se realiza es organizar el pensamiento, es decir nuestras ideas, ¿cómo? por ejemplo, se puede poner en práctica un brainstorming, lo que sería su traducción en castellano -lluvia de ideas- en esta etapa del proceso todo vale, es decir se apuntan todas las posibles opciones que hay ante la elección, no se critican, ni se seleccionan las ideas, se aceptan todas, sin distinción. Esta etapa nos permitirá abrir la mente hacia una creatividad, pueden surgir opciones que hasta el momento no valorábamos, con lo cual es una etapa muy valiosa y vale la pena dedicarle tiempo.
Una vez anotadas todas las opciones posibles, se seleccionan solo unas cuantas, esta selección se debe basar en unos criterios de inclusión y de exclusión, estos criterios pueden construirse teniendo en cuenta los recursos que tenemos disponibles para llevar a cabo determinadas acciones, por ejemplo: dinero, tiempo, materiales, predisposición para algunos actos. Esto nos llevará a valorar la factibilidad, es decir, qué opciones de las propuestas en el brainstorming son viables y cuáles no. Esta etapa es básicamente, un momento de descarte, donde nos quedaremos solo con las opciones que realmente creamos convenientes y viables según nuestros recursos y propósitos, por eso es tan importante tener definido el objetivo que queremos lograr con esta decisión.
Para finalizar, se debe poner a prueba la elección tomada, esto no significa llevar a cabo la acción, ya que puede realizarse mediante un experimento mental, en el que pensamos, sentimos y actuamos cómo si hubiésemos tomado aquella decisión, nos lo creemos realmente y valoramos las consecuencias de haber tomado esa decisión, entonces evaluamos… ¿Qué nos hace sentir? ¿Qué consecuencias tuvo en nosotros? ¿Era lo que esperábamos?, es importante dedicarle tiempo para evaluar la elección tomada, y si no nos convence, como el experimento es mental, podemos probar la siguiente opción considerada. Recordá que ya descartaste opciones, en esta etapa no se pueden tener demasiadas, por ejemplo, no más de tres.
Estas son algunos líneas ideadas para unos tipo de decisiones, puede servirte como unas suaves guias de acción que pueden o no ayudarte.
Y como Paulo Coelho explicita en la quinta montaña: "Un hombre tiene que escoger. En esto reside su fuerza: en el poder de sus decisiones."
Camila C- Hornos.
Licenciada en Psicología por Universidad de Barcelona (2011)
